24.12.18

Cuento de Navidad - Nikolái Gógol

Ilustracion Maria Albarran


El día anterior a la Navidad llegaba a su fin. La noche ventosa y sin nubes se perfilaba en el horizonte. Las estrellas empezaban a asomarse (...) Todavía no se había visto ningún grupo de muchachos debajo de ninguna ventana [para cantar villancicos]; la luna era lo único que se asomaba a las mismas, como si estuviera invitando a las muchachas a salir corriendo hacia la nieve crujiente. El humo se elevaba al cielo desde la chimenea de una casita de campo, extendiéndose en una nube, y a la par del humo ascendía una bruja sentada sobre su escoba. 

(...) La bruja ascendió tan alto que acabó siendo un punto negro titilando sobre su cabeza. Pero siempre que el punto aparecía, las estrellas se esfumaban del cielo una detrás de la otra. La bruja no tardaba en acumular un montón de ellas. Tres o cuatro aún brillaban. De repente, desde la dirección opuesta, aparecía otro punto diminuto, que crecía y crecía y comenzaba a extenderse, hasta que dejaba de serlo. (...) Era el diablo, que había decidido salir una última noche a vagabundear por el mundo. 

(...) El diablo se iba acercando poquito a poquito a la luna, y ya había alargado su mano para agarrarla, cuando de pronto retiró los dedos como si se hubiera quemado, se los metió en la boca, pataleó y salió corriendo al otro lado, donde volvió a ocurrirle lo mismo. No obstante, y a pesar de todos sus fracasos, el ingenioso diablo no cesó en su empeño. Cogiendo carrerilla, de pronto saltó y la agarró con las dos manos, aullando de dolor, lanzándosela de una mano a otra con resoplidos, como un muzhik que coge un carbón para encender su pipa con las manos desnudas; y al cabo se la metió con rapidez en el bolsillo y se marchó como si no hubiera pasado nada. 

En Dikanka nadie se dio cuenta de que el diablo había robado la luna. Cierto, el notario, al salir de la taberna a rastras, vio la luna bailando en el firmamento, y así lo juraría delante de toda la aldea; pero la gente se limitaría a renegar con la cabeza y burlarse de él. ¿Qué habría decidido al diablo a acometer un acto como aquél?

(...) El cosaco Chub estaba a punto de salir del porche cuando la repentina negrura lo detuvo en seco.
-¡Qué demonios...! ¡Mira, Panas!
-¿El qué? -preguntó su amigo, que también echó hacia atrás la cabeza.
-¿Como que qué? ¡No está la luna!
-¿Qué demonios...! Tienes toda la razón, no hay luna.
-Pero ninguna -Dijo Chub, algo impaciente ante la indiferencia que su amigo mostraba en todo momento-. Aunque no te importe, supongo.
-Pero ¿qué quieres que haga?
-Esto tenía que pasar -continuó Chub, secándose el bigote con la manga-, algún demonio, y que le falte el vaso de vodka al perro por la mañana, ha tenido que meterse con nuestra luna... Como si tener o no tener luna fuera una broma...

'La noche antes de Navidad', relato recopilado en 'Veladas en un caserío de Didanka', 1831.
Nikolái Gógol / Мико́ла Го́голь




Maria Albarran Illustration


The day of Christmas Eve ended, and the night began, cold and clear. The stars and the crescent moon shone brightly (...) Village youths weren't yet crowded outside the windows waiting for treats; the moon alone peeked through, as though inviting the girls to finish up their toilette and run out onto the clean, sparkling snow. Just then one of the chimneys began to belch clouds of black smoke, and along with them, straddling a broom, flew out a witch. 

(...) The witch rose so high that one could see only a little speck darting here and there, blotting out the stars. The witch collected a whole sleeve full of stars; there were only three or four left in the whole sky. Suddenly, another dot appeared in the distance and quickly expanded, turning into something so odd that even if you put on glasses the size of cart wheels you wouldn't have believed what you were seeing. He was the devil, who had one night left to roam.

(...) The devil flew up to the moon, reached out and tried to grab it, but must have burned his fingers, for he hopped on one leg, sucking on his hand. He walked around it and tried agan from the other side, and again jumped back. But the sly one didn't give up: he suddenly grabbed the moon with both hands and, juggling it like a hot pancake, stuffed it in his pocket, and flew off as though nothing had happened. I our village of Dikanka, no one noticed the theft. True, when the distric scribe crawled out of the tavern on all fours he thought he saw the moon dancing in the sky, but who would believe him? (...)Why, for what wicked purpose did that evil creature perpetrate such an unconscionable act?

(...) Cossack Chub was about to step off the porch when the sudden blackness stopped him in his tracks. 
-What the... Look, Panas, the moon's gone!
-So it is -kum agreed phlegmatically.
-Rigth, and you just accept it, like that's the way it should be?
-Well, what else can I do about it?
-What devil has done this to the moon, I what to know? May he never have a shot of vodka in the morning -Chub cursed, wiping his moustache- As if to mock us!...

'The night before Christmas', from 'Evenings on a farm near Didanka', 1831.
Nikolai Gogol / Мико́ла Го́голь


No comments :